La energía solar se ha convertido en un gran aliado medioambiental en los últimos años. En Zoilo Ríos, en nuestro compromiso de mejora continua y respeto por el medio ambiente apostamos por la instalación de placas solares en nuestras instalaciones.
Por ello, desde Noviembre de 2018 contamos en nuestra estación de servicio El Cisne 1 con una planta fotovoltaica para producir electricidad limpia, renovable y libre de emisiones.
Pero… ¿cuál es el funcionamiento de las placas solares?
El funcionamiento de las placas solares pasa por el conocido como efecto voltaico. Una célula solar incluye componentes con carga positiva y negativa, por lo que pueden producir electricidad. El silicio y el fósforo aportan la carga negativa y el boro se encarga de la carga positiva en una célula solar.
De esta manera, las placas solares están hechas con un material semiconductor con ambas cargas para absorber los fotones de la luz del sol. Cuando se absorben, comienza una corriente eléctrica que hace que los fotones sobrantes sean lanzados hacia el campo magnético generado por los paneles de la placa solar. Esta corriente eléctrica es la que se aprovecha como fuente de energía.
Es importante tener en cuenta, que el funcionamiento de las placas solares dependerá de su orientación. En el hemisferio norte la orientación sur es la más adecuada, ya que a lo largo del día la trayectoria del sol se centra en el sur, que es donde más horas de sol hay. De esta manera, se aprovechan mejor por la mayor perpendicularidad e intensidad.
La placa solar de Zoilo Ríos cuenta con 220 módulos de células de silicio con una inclinación de 10ºC sobre el techo de hormigón de nuestra estación de servicio. Esta placa solar tiene una potencia pico de 60 kW que permite producir más de 87.760 kWh. Con esta producción, la Estación de Servicio El Cisne trabaja con hasta un 16% de energía solar proveniente de la placa instalada.
Gracias a la puesta en funcionamiento de la placa solar, la Estación de Servicio El Cisne puede ahorrar hasta 54 toneladas de CO2 anuales. No solo permite una mejora de la emisión de gases contaminantes en pro del medio ambiente, si no que, en siete años y medio, la placa solar queda amortizada por el ahorro económico que supone.
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